Si tú quieres podemos pintar un mapa inventado.
Sería el mapa de nuestros lugares soñados, amados.
No faltarían allí rosas del viento, ni coordenadas inventadas por nosotros.
No existiría el norte ni el sur, ni las fronteras, ni los pasaportes, ni los visados.
No tendría gobernante ni gobierno, no existirían políticas.
Se me ocurre los lugares que estarían; para empezar...: Pátzcuaro, seguido de Peñíscola y Puebla de Sanabria (porque todos empiezan por P). También existiría San Miguel de Allende, Bucerías, Morelía, Benimaclet, y, aunque en esto puede que discrepes, Campanar. Girando una esquina se podría llegar a un hostal en Ávila, entre Pinto y valdemoro, después se tomaría un autobús a Querétaro que haría escala en Tequisquiapan y Bernal.
Se podría ir en bici hasta Allariz y de allí de un salto llegar a Teotihuacán para dejar que la lluvia arrastre a aquel que quiera nadar al paraíso; yo he estado y puedo decir que el paraíso tiene las paredes verdes y una cama donde dos cuerpos se unen. El paraíso huele a sandwich y a jugo de frutas; sabe a domingos y a películas con interrupciones; suena a esdrújulas y a canciones.
Podríamos inventar más paraísos, se me ocurre uno en nuevo vallarta, con una habitación de literas; otro en un lugar cerca de juriquilla rodeado de culebras apaciguadas, transformadas en piedra y madera, flanqueado por miles de astros.
Podemos inventar más paraísos y disfrutarlos juntos.